ANTECEDENTES
El modelo económico colombiano se centra en la casi mono-exportación de petróleo y carbón
A raíz de los conflictos internos que ha vivido Colombia se ha implementado un sistema económico que tiene los elementos característicos de una economía de guerra: ausencia de una infraestructura de producción principalmente en las áreas de la violencia; aumento de los ingresos soportados en las rentas; los recursos del Estado se obtienen a partir de la explotación del subsuelo y la renta de la tierra; una pobre inversión para hacer el campo productivo y a partir del código minero de Pastrana se enfoca al país a subsistir de la mono-exportación de petróleo y carbón al igual que Venezuela.
Las condiciones indicadas favorecieron el crecimiento del latifundio improductivo (entre ellos el narcolatifundio), la degradación de la estabilidad laboral y el salario, la renuncia a la educación como factor generador de emprendimiento y la renuncia a una posible reforma agraria.
El país empezó a crecer a partir de las rentas y como consecuencia el trabajo perdió su valor; paralelamente, las grandes empresas se inclinaron hacia las franquicias o concesiones de las multinacionales; quienes les transmiten su know-how -el cómo se hace- ocasionando que el emprendimiento de los nacionales con tecnologías propias tenga una muy baja promoción.
Cuando el precio del petroleo estaba en alza la bonanza de los ingresos a partir de las rentas fósiles (petróleo y carbón) y la legalización de dólares producto de los cultivos de cocaína en regiones con ausencia del Estado produjo un incremento de divisas que obligó a la revaluación del peso; ocasionando que se abarataran las importaciones y la industria nacional perdiera competitividad[1]. Vivir de las rentas conduce necesariamente a minimizar la infraestructura productiva que debió ajustarse al modelo donde las rentas se constituian en la inversion más rentable; es decir que, mientras los capitales extranjeros invertían en las rentas que genera el subsuelo; la baja rentabilidad de la industria fue conduciendo, a quienes tenían el capital, a invertir en la tierra; la cual, desde ese entonces, ha venido aumentando su valor como generador de renta incrementado este fenómeno por la producción de la cocaína.
Los economistas clásicos han determinado que para industrializar un país se requiere una importante disminución de la renta de la tierra que le permita al campo ser productivo y todo campo productivo conduce a la agroindustria.
POLÍTICA ECONÓMICA PARA UNA COLOMBIA HUMANA:
La producción es un asunto de la paz.
La política económica para una Colombia Humana indica los lineamientos generales para convertir el país en una potencia agraria ambiental a partir de la transformación de los municipios en centros de producción agroindustrial[2]; allí se formarán jóvenes y mujeres emprendedoras que forjarán una industrialización integral sostenible en el tiempo; soportada en la agroindustria; dará origen a una amplia variedad de empresa productoras de bienes intermedios y poseerá un sector de empresas productoras de bienes de capital encargadas de la maquinaria industrial requerida por la industria agrícola. Estas empresas serán dirigidas con las mejores prácticas del cooperativismo industrial y la asociatividad; adquiriendo la tecnología requerida y promocionando la innovación en gran escala. Es, en resumen, una industrialización que crecerá a partir de los municipios con vocación agroindustrial; los cuales serán generadores de energías limpias, a partir del sol, el agua y el viento; el proceso de desarrollo será acompañado con una política crediticia pública que permita la inversión permanente de las empresas a través de las cooperativas industriales.
En la Colombia Humana se construirá una infraestructura de país soportada en el ordenamiento del territorio alrededor del agua; su potabilización y el uso eficiente de las aguas lluvias; se construirá una red ferroviaria nacional -que implica metro y tranvía por las grandes ciudades[3]; el país se convertirá en un importante productor de energías limpias generadas a partir del agua, del sol y del viento; donde Ecopetrol se convertirá en el mayor generador de energía solar de América Latina y se producirá una importante expansión del conocimiento y los “know-how” -el cómo se hace- que servirán de soporte a las empresas agroindustriales.
Para lograr este objetivo, se requiere democratizar la tierra[4]; para lo cual se realizará la reforma agraria que los políticos hasta ahora han evitado y el país requiere con urgencia para su desarrollo.
En resumen, la infraestructura física a la cual la Colombia Humana le dará prioridad será la siguiente:
- Infraestructura del agua potable y de aguas lluvias.
- Red ferroviaria nacional.
- Generación de energías limpias a partir del agua, el sol y el viento. Ecopetrol se convertirá en el mayor generador de energía solar de América Latina
- Extensión de sedes universitarias por todo el país vinculando más de 500.000 estudiantes adicionales al año, durante los próximos 5 años principalmente enfocados al desarrollo de la agroindustria.
La industrialización propuesta se financiará a través del ahorro de los colombianos; el cual, actualmente es forzoso, siendo captado por las EPS; en el campo de la salud; y por los bancos; quienes controlan los fondos privados de pensiones. Se requiere entonces una reforma importante tanto al sistema de salud como el de pensiones, adicionalmente al establecimiento de una fuerte banca pública a partir del Banco Agrario actual; el cual debe ser de alta tecnología y desarrollar una captación eficiente de ahorro que será invertido en el agro y la industria; y a través del cooperativismo industrial llegará a los emprendedores convertidos en granjeros; el control de este proceso será realizado por Juntas Regionales de Administración y Control, con participación de asociaciones campesinas y agrupaciones agroindustriales
El Estado debe aumentar los egresos recurrentes (permanentes) en el presupuesto para la industria, el agro y la educación pública. Lo cual implica una reforma tributaria con una escala más alta -en el impuesto- a la tierra improductiva y a las rentas financieras; así como terminar con las exenciones a la transferencia de capitales privados a los paraísos fiscales; promoviendo con esto que se invierta en tierra que produzca. Se creará un impuesto al carbono en las importaciones -de acuerdo con el grado de emisión de CO2, tanto en su producción o uso; el cual servirá para proteger la industria colombiana. Una reforma tributaria enfocada a minimizar el IVA, con el objetivo de aumentar el consumo y por ende el mercado interno. Nos comprometemos a hacer las reformas que el liberalismo histórico incumplió. Impulsar un serio proceso de industrialización implica reformar el agro, incentivar el cooperativismo industrial y la asociatividad, fortalecer la banca pública, disminuir las rentas, elevar salarios e ingresos reales, mejorar la estabilidad laboral, hacer una reforma tributaria pro-producción, hacer saltar sustancialmente el presupuesto de la educación pública, reformar el sistema pensional y de salud; y fortalecer los mercados interno y latinoamericano.
Agradecemos su lectura cuidadosa y que se genere un debate serio alrededor de esta propuesta.
Resumen para debate, elaborado por Miguel Pacheco
28/08/2017
Ver PROPUESTA DEL MODELO DE SALUD PARA UNA COLOMBIA HUMANA
[1] Enfermedad Holandesa
[2] En 1960, el 55% de la población habitaba en el campo; esta cifra se ha reducido al 23% en el 2016; sin embargo, si se ubican como poblaciones rurales aquellos municipios que tienen menos de 10.000 habitantes la población rural aumentaría a más del 40%.
Hay 12 departamentos que tienen más del 50% de su población en las zonas rurales: Amazonas, Boyacá, Caquetá, Cauca, Chocó, Córdoba, Guainía, Guaviare, Nariño, Putumayo, Vaupés y Vichada.
[3] Vías ferroviarias principales: Neiva-Barranquilla, Cali-Montería, Villavicencio hasta la frontera Arauca
Transversales: Bogotá-Buenaventura; Bogotá-Villavicencio, salidas de Medellín al mar con redes sobre los ríos Cauca y Magdalena, la gran transversal del caribe desde rio sucio hasta Riohacha.
[4] Según los resultados del tercer Censo Nacional Agropecuario, de los 42,3 millones de hectáreas que ocupaban la totalidad del área rural dispersa censada con uso agropecuario, el 80% corresponde a área en pasto; de los cuales una fracción se destina a la producción de leche y a la cría de cerdos cebados; el resto es improductivo; para agravar esta situación, el área de pastos crece cada año de forma ilegal; según el IDEAM, en el 2015, se deforestaron 124.000 hectáreas, el 46 % en la región de la Amazonia (57.000 há), que ingresaron a manos de los narcolatifundistas para ser convertidas principalmente en pastos. Por otro lado, de los 8,4 millones de hectáreas que se destinan al uso agrícola, el 85% corresponde al área de grandes cultivos, entre los que se contaban cultivos agroindustriales como el café, la palma de aceite, caña azucarera, caña panelera, cacao, caucho, algodón y tabaco, tubérculos y plátano, frutas, cereales, plantaciones forestales, hortalizas, verduras y legumbres, plantas aromáticas y flores y follajes.